CONTRA LA PARED
Jorge de Arco
Con el firme anhelo de entenderse y de entendernos, María José Mures (Fernán Núñez, Córdoba, 1970), edita “Primer labio” (Betania. Madrid, 2018). Su verso, evidente y directo, se afana en superar a golpe de fe y devoción los limites de lo amado: alma y cuerpo unidos en un presente intransitivo donde hay libertad para refundar cada esquina de lo real
Vivo contigo tal y como eres, por lo que haces
y dejas de hacer
por lo que tienes en el corazón y dejas de tenerlo. Vivo contigo
porque el placer
lo siento en tu verbo: primer labio.
Una realidad, sí, que no deja al lector espacio ni ventana a otra interpretación que no sea la que el sujeto lírico ordena y desgrana mediante un verbo palpable, presentido.
Dice Aimee G. Bolaños en su epílogo que este “poemario recorre las estaciones del amor, integrando lo literal y simbólico: viaje de los sentidos y la afectividad, de elevación y profundidad al dar fe de la pasión”. Y lo hace, en efecto, mediante un revelador instinto que pespuntea las remembranzas de escenarios pretéritos. De aquellos instantes,surgen dolientes consecuencias:
Quedé como zapato
contra la pared, estrellada,
asustada por la nieve que robó el calor el baño no avivaba elcuerpo
a punto de hervir y no calentaba
una mano era más que el sol.
La ausencia se abraza a cada instante y aprehendelos mapas interiores del tiempo, y se torna aquí y ahora, protagonista de unrelato pleno de intimismo comunicativo, que roza, en ocasiones, lo evidente.Tal y como sucede en esta reprimenda titulada “Incumplimiento”:
Prométeme no tocarme
ni mirarme tan siquiera
no hables cuando calle,
sal, lleves o no
mis pensamientos, ¡ves!
debí no decirlo, nada has cumplido.
En su prefacio,afirma Jesús Pérez García que Primer Labio “nos muestra un camino en el que se van procesando las emociones, y por eso va cargándose cada vez más de sabiduría. Hay un transcurso que va de lo material a lo simbólico en una espiral del amor que comienza con el momento del frenesí y el placer en catarata, y se precipita hasta el vacío y la ausencia en forma de pérdida”.
Y en ese camino, María José Mures insiste en su deseo de reconquistar lo vivido, en navegar en busca de aquellas aguas solidarias… “hasta encontrarte y descansar”…
En el discurrir del libro, caben también,un abanico de sensaciones, acordanzas, sentimientos… que se resuelven en interrogantes de compleja comprensión, secuencias fugitivas, complejos interrogantes, lentos adioses, oscuras cavilaciones:
Nos han tapado la boca y no podemosescribir,
tras las Torres
está el silencionaranja.
Nos hemos maniatado elsentimiento
despedimos agonía
que medimos con más.
Últimas cartas,
sé feliz sin mí.